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Fotografia de un prado con árbolesEl primer alcalde de la democracia recuperada, decía muy orgulloso que Terrassa había pasado del "Gris al verde". A partir de 1979, Terrassa vivió, como otras muchas ciudades, una transformación espectacular. La apuesta para ser subsede olímpica en 1992, el planeamiento urbanístico aprobado con el consenso de todas las fuerzas políticas y la bonanza económica permitieron el cambio más espectacular que nunca había vivido la ciudad.

Algunas obras relevantes fueron el soterramiento de los dos ferrocarriles; las propias de los Juegos Olímpicos, que transformaron el frente de la avenida del Abad Marcet; las bibliotecas y, muy especialmente, el Parque de Vallparadís y otros parques menores repartidos por toda la ciudad.

A principios de los años ochenta había que dotar la ciudad de zonas verdes para pasar del gris al verde. Muchos ayuntamientos encontraron la solución plantando árboles en las aceras de las calles, algunas veces demasiado estrechas para tal uso. Poco a poco se fueron construyendo parques y plazas y el elemento más usado fue el césped. ¿Por qué?:

  • Era fácil de instalar
  • En menos de tres semanas el parque ya se veía verde
  • Se podía pisar, cosa que antes no se permitía, sobre todo, por cómo estaban plantados
  • Psicológicamente, los céspedes otorgan sensación de limpieza y verde lozano
  • No se planteaba la carencia de agua como un problema real
  • Eran más fáciles de limpiar

Fotografia de una estatua sobre céspedProgresivamente, se fue racionalizando su uso, básicamente porque son consumidores de agua. En todo caso, no se puede decir que sean grandes consumidores, como muchas veces hemos sentido, porque hay otros tipos de vegetación que también consume y, especialmente, porque los actuales sistemas de riego ahorran agua respecto a los más antiguos.

Aún así tenemos que tener en cuenta que hemos ido cambiando el concepto césped por el de prado, que no es otra cosa, que un césped menos regado o incluso nada regado.

Terrassa tomó la decisión de usar más este último concepto con mucho de éxito en el parque de Vallparadís, donde sus taludes son mayoritariamente de prados silvestres o asilvestrados. Al resto de la ciudad se está aplicando el concepto en otros parques más extensivos, y se dejan los céspedes para aquellas zonas o plazas más pequeñas o singulares de cada barrio.

Por otra parte, a diferencia de la mayoría de ciudades de Cataluña, Terrassa no tiene ni cursos fluviales ni recursos hídricos para explotar, puesto que su nivel freático está presente por todas partes pero con cantidades de agua muy pequeñas. Esto dificulta el uso de aguas no tratadas y, por lo tanto, limita enormemente la pervivencia de los céspedes. No obstante hay que decir que actualmente se pone en entredicho, incluso, el uso de las aguas no tratadas para la jardinería pública, puesto que en el fondo toda el agua es susceptible de ser utilizada y reutilizada.

Fotografia de la escultura del Parc del Nord de Terrassa sobre un pradoLlegados a este punto tenemos que considerar el porque de todo y preguntarnos si no podemos acostumbrar nuestra vista a ver aquello que es normal y habitual en nuestro paisaje, los prados y los céspedes secos cuando no llueve o cuando llueve poco. Creemos que mientras estén segados y limpios, nuestros céspedes tendrían que estar de color amarillo, marrón u ocre entre cuatro y seis meses al año. ¿Por qué?:

  • Por un respeto general al medio ambiente.
  • Por conciencia ecológica.
  • Por ahorro de agua.
  • Por criterios de sostenibilidad ambiental.
  • Por educación.

Fotografia de un prado urbanoDicho esto y por desdramatitzar el tema de los céspedes en la ciudad, habría que aportar algún dato que nos haga ver la dimensión del fenómeno del cual estamos hablando:

Un césped consume unos 5 litros de agua al día por metro cuadrado, pero no lo regamos ni cada día ni todo el año. En realidad, se acostumbra a aceptar, por un clima como el del Vallès Occidental, un consumo anual de entre 800 y 1.000 litros de agua por metro cuadrado.

En Terrassa, los céspedes representan una parte relativamente pequeña de la superficie de los parques y jardines y, por el contrario, disfrutamos casi 215.000 personas y decenas de miles de perros. Por el contrario, en pueblos muy cercanos en Terrassa, se gasta mucha más agua para regar unos pocos jardines privados.

Conclusiones:

  • El uso de los espacios verdes no está necesariamente relacionado con el color que tienen.
  • Los prados son mucho más sostenibles (gastan menos agua, menos productos químicos y favorecen la fauna, también la beneficiosa).
  • En cuanto al clima, Terrassa no es Londres ni el País Vasco.
  • Si están limpios, los prados pueden usarse igual que los céspedes.
  • El agua es un bien preciado y muy escaso que hay que preservar y ahorrar.

Fotografia de un talud al Parc de VallparadísEstamos orgullosos de tener la ciudad de todos los colores: verde en otoño y la primavera, amarilla y ocre en verano y marrón y ocre en invierno.

Así pues se acerca el verano y los céspedes de Terrassa volverán a disfrutar de un magnífico color ocre, señal que en Terrassa cuidamos del medio ambiente!

 

Servicio de Gestión del Espacio Público

Concejalía de Mantenimiento y Parques Urbanos