El actual Museu de Terrassa es la evolución de la primera voluntad de conservar el patrimonio de la ciudad.

El origen del patrimonio museístico en Terrassa lo encontramos en iniciativas de particulares y colectivos públicos y privados (última década del siglo XIX). La primera es el Museo del Real Colegio Tarrasense (1889) impulsada por su director, Joan Cadevall, que exhibía objetos de historia natural, maquinaria, aparatos de física y química.

El 30 de marzo de 1891 se derriban algunos edificios de la Plaza Mayor para mejorar la cuadratura de la plaza. Este hecho multitudinario y festivo, se convierte en la primera manifestación de salvaguarda y conservación del patrimonio local, de la mano de Josep Soler i Palet. El Ateneu Terrassenc conservó en primera estancia este material.

Soler y Palet reclama al Ayuntamiento un espacio idóneo para instalar un museo arqueológico y los documentos del Archivo Notarial. Parece que en 1892 los restos del Castell Palau de Terrassa se trasladan al antiguo convento de Sant Francesc, aunque no está documentado.

Exposición de arte local en el Palau d'Indústries (1904). Foto: MdT 22584

Josep Soler i Palet estuvo ligado a iniciativas culturales locales y de Barcelona, promovió la preservación del patrimonio de Terrassa y, además, es el primer coleccionista particular de objetos de arte de la ciudad. A su muerte, legó este fondo a la ciudad a pesar de no tener una procedencia u origen locales.

En 1904 el municipio de Sant Pere se agrega al de Terrassa y las iglesias de Sant Pere se convierten en prioridad de conservación del patrimonio monumental. Por Fiesta Mayor se inaugura una exposición en el nuevo Palau d'Indústries, poniendo de manifiesto la necesidad de encontrar un espacio adecuado para mostrar estas primeras colecciones.

El Ayuntamiento aprueba la creación de Museos municipales y un archivo municipal y otro de anexado al Museo. Se nombra una comisión para crear un patronato con personalidades relevantes que los gestionen. La constitución del Patronato de Museos y Archivos Municipales se produce el 17 de noviembre, creándose tres comisiones de trabajo: la de Ciencias e Industrias; la de Arte Antiguo y Moderno (presidida por Josep Soler i Palet) y la de archivos y bibliotecas. La entidad pasa a denominarse Junta Municipal de Museos, Archivos y Bibliotecas. A partir de 1956 se denomina Junta Municipal de Museos.

Foto de las iglésias de Sant Pere (1929)

En los primeros tiempos la Junta tiene una actividad frenética y el protagonista indiscutible será el conjunto de las iglesias de Sant Pere. 

A partir del 18 de julio de 1936 se produce la destrucción de parte del patrimonio inmueble y mueble local, sobretodo religioso.

Inicialmente se produjo la quema de iglesias como la de Sant Josep, la Sagrada Familia, la Basílica del Sant Esperit y conventos como el de las Josefinas y las Carmelitas. 

Milicianos republicanos colaborando en la protección de las iglesias de Sant Pere. Foto: Josep Rigol. MdT 16403En las iglesias de Sant Pere se quemaron altares, imágenes y el órgano pero, gracias a la intervención de Josep Rigol y Fornaguera, se detiene la destrucción de los edificios y los retablos góticos. Los milicianos logran salvaguardar una buena parte del patrimonio.

La compra del Castillo Cartuja de Vallparadís, declarado Monumento Histórico Artístico Nacional (1944), se produce en julio de 1947, cuando su propietario, José Oriol Maurí y Poal, lo dio a la ciudad, y el Ayuntamiento adquiere la resto de finca. En 1951 se crea el Patronato Pro Castillo Cartuja de Vallparadís con el objetivo de velar por la conservación, restauración y custodia del edificio, con el fin de convertirlo en Museo Municipal de Arte. Las obras de restauración se inician en 1950 y finalizan en 1962. En el año 1959 se inaugura el Museo, con Josep Rigol y Fornaguera como director.

La inauguración del nuevo museo provocó que la Junta Municipal de Museos y la Fundación de la Biblioteca Soler y Palet establecieran qué objetos de los legados Soler y Palet y Tatcher serán cedidos en depósito.

Entre los años 50 y 70 se inicia una campaña para adquirir obras de artistas terrasenses los siglos XIX y XX pero también encontramos donaciones de objetos no relacionados con la ciudad. Los ingresos de materiales arqueológicos aumenta a medida que se incrementan las excavaciones en el yacimiento locales.

Ante la noticia de la inminente derribo de la Casa Alegre de Sagrera la Junta Municipal de Museos inicia una campaña de defensa. En 1972, el Ayuntamiento - con el apoyo de la Caja de Ahorros de Terrassa - la adquiere a su propietario, Antonio Alegre de Sagrera. La denominación de Casa Museo intenta adecuarla como vivienda romántico decimonónico y presentar colecciones de pintura. Acuerda su uso para actos protocolarios y además, se convierte en la sede de la Junta Municipal de Museos. En 1973, se inaugura al público permiten la visita a una pequeño recorrido. Gradualmente se abren salas monográficas que contienen las nuevas adquisiciones del Museo.


La colección

El fondo del Museu de Terrassa está integrado por un conjunto pluridiscipinar de colecciones muy diversas tanto en su forma de ingreso, en la tipología de los objetos, en su procedencia geográfica, en su calidad y al estado de conservación.

El modelo es de estructura deslocalizada que permite incluir patrimonio arquitectónico y colecciones del medio natural, de arte contemporáneo, arqueología, etnografía, artes aplicadas y obra de artistas de la ciudad, entre otros.

Las tareas de registro e inventario patrimonial del Museo de Terrassa comienzan en 1986 pero sus bases se establecen con el Pla General de Museus de ámbito local de 1988. En 1995 se inscribe en el Registre de Museus de la Generalitat de Catalunya.

Actualmente las colecciones expuestas suman aproximadamente el 25% del total del fondo de más de 26.000 objetos.