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En el entorno urbano consideramos el espacio público todo lo que nos rodea, que es de uso común y no son estrictamente edificaciones, aunque también sean públicos. Por lo tanto nos referimos a las aceras, la calzada por donde circulan los vehículos, los parques, las plazas, etc. Dentro del espacio público encontramos una serie de elementos de uso común como pueden ser los bancos de calles y plazas, los elementos de juego infantil, los de gimnasia para adultos, las señales de tráfico, los semáforos, etc, todos estos elementos que forman parte de nuestro espacio público se deterioran con el paso del tiempo.

Este mes, en este artículo, nos centraremos con el pavimento de las aceras, o dicho de otro modo, el suelo que pisamos cuando salimos de nuestra casa.

Podemos encontrarnos con diferentes tipologías de pavimentos: continuos o discontinuos. Los pavimentos continuos, que serían el hormigón o el pavimento asfáltico, son poco utilizados en las aceras de nuestro país ya que son poco prácticos para el mantenimiento del día a día y por el de todos los servicios que se encuentran debajo, como el agua, la luz, el gas, o la electricidad. En cambio, los pavimentos discontinuos como el adoquín, los adoquines, las losas y las piedras graníticas, por citar algunos, permiten fácilmente su sustitución, ya sea total o parcial, sin que su reposición posterior se note demasiado, respecto la resto de pavimento existente.

Cuando hablamos de deterioro de los pavimentos, antes que nada, debemos saber por qué se ha producido este deterioro:

  • Puede ser, simplemente, porque el pavimento se ha envejecido y, por tanto, ha llegado al final de su vida útil. En el caso de pavimentos discontinuos, loseta, adoquines prefabricadas o piedras como ya hemos señalado, suelen tener vidas útiles entre 30 y 50 años; en el caso de pavimentos de hormigón, su vida útil va de los 20 a los 40 años; y, los que menos vida útil tienen son los pavimentos de asfalto, entre 10 y 15 años. Cuando la causa del deterioro es el envejecimiento, la solución es la sustitución de la totalidad del pavimento.
  • Puede ser por un defecto de construcción del material o por una mala co- locación. En estos casos, se detecta porque el elemento bien se descantela, es decir, se fractura y se levanta parcialmente, o se hunde por la mala compactación del terreno. En estos casos, se puede sustituir parcialmente, es decir, sólo el tramo dañado.
  • Puede ser por un mal uso. No debemos olvidar que las aceras son para ser pisadas por los peatones y no para vehículos que, en caso de subir, provocan un esfuerzo en el pavimento por el que no ha sido fabricado y con el paso del tiempo acaba rompiéndose mucho antes de llegar al final de su vida útil. En estos casos, habría también sustituir parcialmente, es decir, sólo el tramo dañado.
  • Puede ser por el levantamiento de las raíces de los árboles que se encuentran en las aceras. En estos casos es muy complicado, por no decir casi imposible, encontrar una especie de árbol ideal, porque esta debe cumplir muchos requisitos:
    • Primero debería crecer preferentemente rápido, que no siempre posible.
    • Debe ser una especie resistente a plagas, a fin de evitar enfermedades siempre molestas para los ciudadanos, como la secreción de melaza, o las hojas que caen, por ejemplo.
    • Que su copa no sea muy frondosa, ni alta, ni frágil, sobre todo, cuando hay edificios con balcones cercanos.
    • Y, por último, que sus raíces crezcan como no crecen nunca en la naturaleza, en vertical hacia abajo y no horizontalmente, como lo hacen de forma natural, a fin de evitar el levantamiento de las aceras.

Como es prácticamente imposible encontrar un árbol que reúna estos requisitos, últimamente se están poniendo sistemas consistentes en mantas antiraíces alrededor de las raíces de los árboles para obligarlas, en la medida de lo posible, a crecer hacia abajo ya alejarse de los pavimentos cercanos y las edificaciones. Este sistema, de momento, da buenos resultados pero hay que esperar un poco más de tiempo para determinar si ha solucionado definitivamente el problema o simplemente la ha aplazado, porque no olvidemos que las raíces buscan aguas y sales minerales para vivir y si hacia abajo no lo encuentra buscarán otros caminos para sobrevivir. En definitiva, lo que hacemos con esta solución es hacer un test subterráneo que contenga las raíces allí donde las queremos.

En este último caso, depende del tramo de acera afectado, a veces será necesaria una reparación parcial, aunque muchas veces, hay que rehacer toda la acera e incluso sustituir el árbol por una nueva especie.

Servicio de Gestión del Espacio Público

Concejalía de Mantenimiento y Parques Urbanos