Servicio de Espacios verdes y Biodiversidad Urbana
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Aceras para peatones y vehículos
En el Servicio de Gestión del Espacio Público se reciben muchas demandas de reparación de aceras de la ciudad, el nivel de exigencia de los ciudadanos de Terrassa es bastante elevado y en muchos casos la demanda de reparación es totalmente justificada.
En todo caso, os gustaría, en las líneas que siguen, hacer una reflexión sobre la intensidad y la forma en la que usamos el espacio público y como muchos de los elementos que lo conforman condicionan su uso y, consecuentemente, su mantenimiento.
Las ciudades han ido evolucionando a lo largo de los años, no sabemos si siempre para bien o para mal. Los espacios de convivencia han evolucionado y cambiado en sus usos, las calles que hace menos de cien años eran ocupados por personas, a lo largo del siglo XX han sido ocupados, en su mayoría, por los vehículos.
No es hasta finales del siglo XX que se empieza a invertir esta tendencia con la aparición de los primeros "centros peatonales" y desde principios del XXI oímos hablar de productos de kilómetro cero y de la necesidad de desplazarse a pie o en bicicleta.
De los párrafos anteriores ya se puede deducir que la tendencia del siglo XXI será la de apartar, en la medida de lo posible, el vehículo privado de nuestras ciudades.
Más arriba he puesto "centros peatonal" entre comillas y lo he hecho expresamente para hacer mostrar que son realmente para los peatones, pero que algunas horas del día están masiva y, tal vez en algún caso, excesivamente ocupados por vehículos pesados. En todo caso, éstos son totalmente necesarios para prover los comercios y mercados, para recoger los desechos y para el mantenimiento, pero hacen que lo que se concibió como orientado a los peatones no lo sean realmente y las repercute en las aceras. No es un problema exclusivo de las ciudades de nuestro entorno, este fenómeno se ha dado en la mayoría de países occidentales, donde los centros urbanos y otras áreas peatonales se han convertido en verdaderos centros comerciales al aire libre.
Esto ha permitido dinamizar enormemente estos espacios y evitar su paulatina degradación. Además tiene ventajas en la reducción de la movilidad en vehículo privado, aunque en alguna ciudad se construyeron muchos aparcamientos subterráneos hasta los mismos centros que, ahora, con su ampliación o la conversión de las calles en áreas 30 pueden generar algún problema para invertir la tendencia al uso excesivo del vehículo privado.
Hasta ahora, pues, hemos hablado mucho de los vehículos y de los medios de transporte.
Pero, ¿qué tienen que ver con las aceras y espacios pavimentados para la circulación? Lo veremos más adelante, hablamos ahora de las aceras y los árboles
Las aceras peatonales y los árboles
Antes hay que entender el árbol: cómo vive, cómo se desarrolla y qué necesita.
Las raíces de los árboles necesitan un aporte de oxígeno y la posibilidad de realizar un intercambio de gases, para poder garantizar su supervivencia. La ausencia de oxígeno que provoca la muerte del espécimen puede producirse por motivos diferentes. Se puede producir por inundación, como en el caso de los que quedan sumergidos después de la construcción de un pantano. Pero también se puede producir por una excesiva compactación de los suelos, que es la causa habitual en los entornos urbanos.
En nuestras ciudades modernas hemos ido utilizando materiales y técnicas que generan suelos más compactados, es decir, menos porosos. El objetivo de esta evolución ha sido ganar en firmeza y evitar que los pavimentos hundan. Sin embargo el efecto colateral ha sido la reducción de espacios adecuados a las necesidades de los árboles, que han quedado arrinconados en los alcorques. Esta situación provoca la muerte prematura de algunos especímenes, pero no se debe perder de vista que los árboles llevan sobre la tierra entre 390 a 350 millones de años (los humanos sólo 4 millones como mucho) (1) y que han desarrollado estrategias de supervivencia impensables. Las raíces reventarán pavimentos, cimientos de edificios y lo que haga falta en su búsqueda de oxígeno, antes de morir.
En las aceras altamente compactadas de Terrassa hay una gran composición de arcillas. Esta composición del suelo se caracteriza por su reducida porosidad y la elevada presencia de agua. En contraposición, por ejemplo, a los suelos arenosos que se caracterizan por ser muy porosos, pero tener poca agua. La situación se agrava cuando, además de las condiciones naturales de los suelos arcillosos, éstos son compactados con rodillos mecánicos. A pesar de ello sólo que una raíz casi microscópica entre dentro de un microporo de arcilla, extraerá el aire y esto hará que el volumen de la tierra disminuya (por la absorción de su parte de agua). Si esta situación se produce por debajo de un pavimento, se generará un vacío que será aprovechado por las raíces para su aprovisionamiento de oxígeno. Sin embargo la circulación de un vehículo encima de este vacío puede acabar provocando el hundimiento del pavimento.
Para acabar de entender este comportamiento es suficiente con un ejemplo. En Barcelona, Cerdá plantó plátanos por todo el Eixample a principios del siglo XX, cuando las aceras se compactaban a mano y las calles tenían adoquines. A mediados del siglo se asfaltaron las calles y los árboles comenzaron a morirse o a malvivir. ¿Qué había pasado? Que los asfaltos son mucho menos porosos que los adoquines y la arena y las raíces de los árboles se ahogaban por falta de aire.
Vados y aceras dañanadas
Por otra parte, por muy bien que construyamos las aceras de acceso a los garajes, el paso constante de vehículos las dañan Los propietarios de vados son los responsables del mantenimiento de esta parte de las aceras, tal como lo recoge la Ordenanza Municipal reguladora de la Circulación de Personas y Vehículos en las vías Urbanas: "El titular del vado, es el responsable de mantener el pavimento de la acera de acceso, así como la rampa de enlace entre la calzada y acera en perfectas condiciones de conservación y, está obligado a la conservación y mantenimiento del pavimento y de la señalización del acceso "(art. 83 y 84, 1.2).
El sentido de esta responsabilidad del titular del vado es que con un uso más intensivo, las partes de acera por donde pasan vehículos se dañan más que aquellas por donde no pasan.
Posibles soluciones
Hemos visto cómo tenemos demasiado vehículos en los centros de las ciudades y cómo las raíces pueden dañar nuestros pavimentos. Así pues, ¿cuáles son algunas de las soluciones a adoptar?
1. Plantar los árboles en tierras menos compactados y dejándoles el suficiente espacio para vivir.
2. Evitar los aparcamientos sobre las aceras y muy especialmente si están arboladas.
3. Reducir la cantidad de vehículos, y especialmente los más pesados, que acceden a las zonas peatonales.
4. Adaptar los materiales de construcción a estas necesidades y quizás, a veces, renunciar a lo que parece mejor estéticamente, por lo que es más práctico.
5. Compactar menos los suelos antes de urbanizarlos.
6. Adaptar los programas de mantenimiento para que las aceras se renueven en periodos menos largos y, por tanto, impidiendo la presencia de grietas e imperfecciones que puedan provocar su hundimiento.
7. En el caso de vados de vehículos recordar que los titulares son los responsables de mantener las aceras frente a los mismos (2).
Servei de Gestió de l'Espai Públic
Regidoria de Manteniment i Parcs Urbans