Los antecedentes más antiguos de la presencia de una primitiva industria lítica elaborada por humanos en nuestro territorio se remontan al periodo del Pleistoceno, entre unos 800.000 años, al yacimiento de Vallparadís, y los 300.000 años a lo largo del trazado de la riera de Les Arenes-Rubí (desde Matadepera a Sant Quirze de Terrassa).

Es conocida también la presencia del hombre en cuevas y grutas de Sant Llorenç del Munt desde el periodo del Neolítico Antiguo (5.000 aC.), en la cueva del Frare. A pesar de la continuidad de este poblamiento de montaña, de una economía basada en la ganadería y la caza, hasta después de la aparición de los metales, los hallazgos de restos en la zona urbana, confirman un poblamiento en la llanura, como el hallazgo de un vaso del Neolítico Antiguo (de la cultura de Veraza, 2.500 aC.) en la terraza de las iglesias de Sant Pere, o los silos funerarios de Ca N'Arnella. También, constatamos la continuidad de asentamientos posteriores con los silos funerarios del Calcolítico (Can Bosch de Basea y el Aiguacuit) y de la Edad del Bronce en Can Ballarà o la calle Miquel Vives.

De la Edad de Hierro (1.100-800 aC.), se conoce la necrópolis de incineración de Can Missert, localizada en el suroeste de la ciudad en dirección a , considerada como el primer núcleo de población más numeroso dentro del actual término de Terrassa.

base de bol (100 aC). MdT 23151De la época ibérica, entorno al 400 aC., se define un territorio en el que se constata un poblamiento rural entorno a un poblado Egosa, localizado en la terraza surcada por los torrentes de Monner y Vallparadís que tendrá continuidad hasta su romanización a principios del siglo II aC. En época del emperador romano Flavio Vespasiano (69-79) deviene un municipio, municipium  flavium Egara. Tenemos suficiente constancia epigráfica entorno al actual pueblo antiguo de Sant Pere. La jurisdicción territorial del municipio de Ègara abarcaba una amplia población rural, las villas de explotación agraria como Can Jofresa, Can Bosch de Basea, el Aiguacuit, Ca N'Anglada, Can Colomer, Ca N'Arnella, Can Fonollet, etc.   
 
Vista nocturna del conjunt monumental. Autor: Manel MarquésLa expansión del cristianismo llega al istmo de Sant Pere a principios del S. IV, con la construcción de una primitiva basílica, necrópolis y baptisterio  y la creación del obispado que continúa hasta la invasión musulmana (s.VIII). Con los consiguientes cambios y reedificaciones de este núcleo religioso perdura hasta nuestros días con la presencia de tres iglesias , la parroquial de Sant Pere , la catedral Santa Maria y el edificio funerario de Sant Miquel y otras dependencias destinadas a usos funerarios y de residencia episcopal.

Exterior de la Torre del PalauEl primitivo núcleo medieval de la villa de Terrassa se ha de relacionar con la existencia documental  el año 844 del "Terracium Castellum", cerca de la riera del Palau, que unificará progresivamente la población dispersa. A principios del siglo XII y durante el XIII, con el fortalecimiento de la estructura feudal y la apertura del mercado por parte de la política fiscal de la monarquía catalana, nacerá la villa de Terrassa alrededor de la actual Torre del Castell Palau de Terrassa.

La Villa, con el Castell Palau en su interior, es predominantemente campesina y artesana, con cierta especialización en la producción de trapos de lana. Se trataba de un recinto amurallado, con torres cuadradas, foso exterior y portales de entrada (Portal Nou, Portal Cremat, Portal de la Font Vella,..)

Claustre superior del Castell Cartoixa de Vallparadis. Autor: Rafael ArózteguiEn la orilla izquierda del torrente de Vallparadís, el conde de Barcelona, Ramon Berenguer III, vendió un terreno el año 1110 al noble Berenguer Sanlà, para que construyera una fortaleza que más tarde, durante los siglos XIV y XV, sería la Cartoixa de Sant Jaume de Vallparadís. Posteriormente será propiedad de la familia Sentmenat, como centro de la Quadra de Vallparadís. Actualmente es la sede principal del Museu de Terrassa.

El crecimiento de la población y el fortalecimiento de la estructura municipal, en época moderna, produjeron la expansión urbana fuera de las murallas de la villa medieval.

El año 1574 los terrasenses iniciaron la construcción de un templo de grandes proporciones, la Basílica de Sant Pere y del Sant Esperit. A inicio del siglo XVI, dentro de la villa de Terrassa  tan sólo existía un pequeño templo, Sant Fruitós. La parroquia de la Villa  estaba situada en la iglesia de Sant Pere, en el término de la Universidad foránea, y el año 1601 el Sant Esperit se convirtió en la parroquia de la Villa.

A mediados del siglo XIX, en la Villa se inició un periodo de expansión industrial. La población aumentó considerablemente y se construyeron nuevas fabricas .La Villa quedaba por la Rasa, el torrente de Vallparadís, la riera del Palau (Rambla) y la Carretera de Montcada.

Envidriat de la Casa Alegre de SagreraLa transformación industrial del siglo XIX significa la introducción en Terrassa de la primera máquina de hilar el año 1832; la máquina de Vapor el año 1833 y el telar Jacquard el 1845.

Las comunicaciones mejoraron considerablemente, con la construcción de la carretera de Barcelona, el año 1845 y la llegada del ferrocarril a la estación del Norte desde la capital catalana, el año 1856. En l860 se inauguró el tramo de ferrocarril Terrassa-Manresa.

La industria se transformó con la utilización de la máquina de vapor. Se empezaron a construir los "Vapores', edificios que acogían diversas fábricas que utilizaban la misma máquina de vapor, que producía la energía que movía el resto de las máquinas.

Se inició una época importante para la ciudad de Terrassa. El progreso industrial continuaba, se ampliaron los negocios comerciales.  El crecimiento de la población forzó por ejemplo el derribo de las murallas el año 1876.

En 1877 se fundó la Caixa d'Estalvis de Terrassa y ese mismo año el rey Alfonso XII concedió el título de ciudad.

A finales del siglo XIX la ciudad se extendía al este, más allá del torrente de Vallparadís, en 1885 se construyó el puente del Passeig. Al norte hasta la estación del ferrocarril y al oeste, más allá de la Rambla. Terrassa contaba con 15.956 habitantes. El año 1904 se produjo la anexión del municipio de Sant Pere.

El desarrollo industrial que vivía la ciudad y el interés por la cultura de la burguesía terrasense, impulsó el movimiento del modernismo. Hoy en día se conservan espléndidos edificios de la arquitectura industrial y modernista, como el vapor Aymerich, Amat i Jover, el Mercat de la Independència, la Casa Alegre de Sagrera,  la Masia Freixa, el Palau d'Indústries, la Casa Coll i Bacardí, etc.

Masia FreixaLa ciudad continua creciendo demográficamente y en 1930 contaba ya con 39.975 habitantes. Este crecimiento continuaría hasta la Guerra Civil. Después  de la Guerra y favorecida por la estructura social y económica del franquismo, la industria terrassense inició un fuerte desarrollo.

Xemeneia del Vapor AmatEste crecimiento económico produjo un aumento demográfico muy importante procedente de la emigración, sobretodo del sur de la península. La ciudad creció de una forma caótica y desordenada y aparecieron zonas suburbanas como Ca n'Anglada, Poble Nou, Can Boada, La Maurina y Les Arenes. El año 1960 Terrassa contaba con 92.234 habitantes.

El 25 de septiembre de 1962, Terrassa se vio afectada por una enorme inundación que desbordó las rieras y provocó una gran catástrofe urbanística y de pérdida de vidas humanas. Terrassa y Rubí fueron las ciudades más afectadas de todo el Vallés Occidental. La fuerza de las inundaciones hizo desaparecer muchas casas construidas al lado de las rieras.

En la década de los sesenta se experimenta una importante industrialización. El textil perdió peso y evolucionó el sector metalúrgico, con empresas como AEG o  Agut. La crisis económica de 1974 paralizó este proceso industrial.

El 15 de junio de 1977, dos años después de la muerte del dictador Francisco Franco, se celebraron las primeras elecciones democráticas. De esta forma empezó una nueva etapa de prosperidad y crecimiento ordenado de la ciudad.