Una sociedad para todas las edades incluye el objetivo de que las personas de edad tengan la oportunidad de seguir contribuyendo a la sociedad. Para trabajar en pro de la consecución de este objetivo es necesario eliminar todos los factores excluyentes o discriminatorios en contra de estas personas. La contribución social y económica de las personas de edad va más allá de sus actividades económicas, ya que a menudo estas personas ejercen funciones cruciales en la familia y en la comunidad.

La participación en actividades sociales, económicas, culturales, deportivas, recreativas y de voluntariado contribuye también a aumentar y mantener el bienestar personal.

Las organizaciones de personas de edad constituyen un medio importante para facilitar la participación mediante la realización de actividades de promoción y el fomento de la interacción entre las generaciones. El potencial de las personas de edad es una sólida base para el desarrollo futuro.

Hay que reconocer las competencias, la experiencia y la sabiduría que las personas de edad aportan, no sólo para asumir la iniciativa de su propia mejora, sino también para participar activamente en la de toda la sociedad.